Veneno que no mata...

... puede salvar muchas vidas. En el número de febrero del National Geographic, firmado por Jennifer S. Holland, aparece un muy interesante artículo titulado "The Healing Power of Venom", y en él se describe cómo la industria farmacéutica está explorando un auténtico filón a la hora de descubrir nuevos medicamentos para combatir una gran variedad de enfermedades. Se entiende mejor con un ejemplo:

Veneno de serpiente

 

En los años 70 del siglo pasado, se empezó a investigar por qué los trabajadores de las plantaciones de plátanos de Brasil que eran picados por una especie local de víbora caían colapsados por una brutal bajada de la presión sanguínea. Se consiguió aislar el componente clave del veneno causante de la bajada de tensión. Se adaptó la dosis y se mejoró su resistencia a los ácidos del aparato digestivo humano... y en 1975, después de las pruebas clínicas correspondientes, se sintetizó la primera droga oral para el tratamiento de la hipertensión, el captopril. Hoy en día, compuestos similares son consumidos por decenas de millones de pacientes. De veneno a medicina.

 

Y parece que la cosa viene de antiguo, aunque con otra dimensión. El verdadero precursor fue Mitrídates VI, rey del Ponto en el siglo I a.C. (en la actual Turquía), quien, temeroso de morir envenenado por sus enemigos (y tal vez por sus "amigos"), experimentaba con todo tipo de venenos, tratando de conseguir el antídoto universal. El resultado fue lo que se conoció como el "mitrídato", compuesto por unos 54 ingredientes, entre los que se encontraban el opio, el agárico y el aceite de víboras. Cuenta la leyenda que al ingerirlo consiguió inmunizarse, hasta el punto de que, estando a punto de ser capturado por los romanos trató de suicidarse con veneno, pero como no le dio resultado, tuvo que pedir a uno de sus oficiales que le atravesara con la espada...  

Foto del restaurante "Le Mat Village", en Vietnam, vía NGM,
con todo tipo de serpientes y lagartos en sus licores

 

También es conocido que el veneno de cobra ha formado parte de la medicina tradicional hindú y china desde hace milenios, y que fue introducido en Occidente en el siglo XIX como un remedio homeopático contra el dolor.

Pero vamos al futuro. Algunas de las investigaciones son sorprendentes:

 

Efecto linterna de la clorotoxina (en rojo) Foto de J. Olson

Linterna molecular: Se observó que una de las neurotoxinas del veneno del escorpión dorado (uno de los más mortíferos del mundo), la clorotoxina, se "pega" a la superficie de las células de los tumores cerebrales. En la cirugía de este tipo de tumores, resulta dificilísimo para el cirujano distinguir entre células buenas y malas en los bordes del tumor, por lo que suele haber un riesgo de no extirpar completamente el tumor y que se produzcan recidivas. Pues bien, añadiendo a la clorotoxina un tinte sensible al infrarrojo, y aprovechando su cualidad "pegadiza", resulta que, con el instrumental adecuado, se puede delimitar casi perfectamente el alcance del tumor y extirparlo con mucha mayor garantía (como referencia: una resonancia magnética no detecta masas de menos de 1.000 millones de células; con este procedimiento se pueden aislar grupos de menos de 200 células tumorales).

 

Gracias a él puedes sobrevivir a un infarto cerebral

Vampiros que salvan vidas: El infarto cerebral se produce cuando una arteria del cerebro sufre un bloqueo que impide el riego normal de una parte del mismo. Al parecer, las medicinas actuales que desbloquean la arteria y permiten volver a un riego normal son efectivas si se administran dentro de las 3 horas de sufrir el infarto. Pues bien, se encuentra en fase de pruebas clínicas un compuesto obtenido a partir de la toxina anticoagulante que se encuentra en la saliva del vampiro que permitirá ampliar ese margen de efectividad hasta las 9 horas.

 

Bótox de serpiente: El veneno de la víbora del templo contiene el tripéptido Syn-Ake, que, una vez inoculado, inhibe la contracción de los músculos en sus presas, por lo que quedan a su merced. Se ajusta la dosis, se le añade áloe vera, vitaminas, y alguna que otra cosa y... voilà: "Crema antiarrugas con veneno de serpiente". Pon esto mismo en Google y te sale la empresa de Las Palmas de Gran Canaria que lo fabrica y distribuye (quizá esto era superconocido entre el público femenino, pero yo me acabo de enterar).

 

Dice el artículo del NGM que hay identificados unos 100.000 animales venenosos (el 62% son insectos; el 20% arácnidos; el 6% corales, anémonas y medusas, el 5% caracoles marinos, y algunos mamíferos como el vampiro ya citado). Se calcula que, entre todos ellos, puede haber 20 millones de toxinas diferentes. En la actualidad, unas 10.000 (un 0,05%) son conocidas por la ciencia, y unas 1.000 han sido estudiadas en profundidad.

 

Una de las empresas más activas en este tipo de investigaciones es Kineta (www.kinetabio.com ), fundada en 2007 y con sede en Seattle, que en su "mission statement" declara su propósito de "developing unique medicines that enhance immunity and empower the human body to conquer disease". Uno de sus productos en fase más avanzada de pruebas clínicas es el ShK-186, obtenido a partir de la anémona del Caribe. Contiene un péptido que suprime el proceso inflamatorio auto-reactivo en enfermedades auto-inmunes como la escleroris múltiple o el lupus. Ojalá que pronto lo veamos comercializado y con resultados positivos.

 

Gracias Jennifer. La verdad es que me has puesto el tema en bandeja, y he aprendido un montón. Y a los que les haya interesado, les recomiendo que lean el artículo original; hay muchas más cosas interesantes.