viernes, 10 de mayo de 2013

Sola se queda Fonseca...


 A alguna le va a crecer mucho la hiedra...
Triste y llorosa queda la Universidad. Aprovecho la letra de esta conocida canción de tuna para pronosticar un cambio drástico en la forma en que se van a estructurar las enseñanzas universitarias a nivel global en las próximas décadas. Y donde habrá, como siempre, ganadores y perdedores. Por lo que a algunas Universidades les tocará llorar (y posiblemente echar el cierre). Me explico.
 
Los "culpables" van a ser los MOOC's (Massive Open Online Courses). Si queremos traducirlo serían los COMA's (Cursos Online Masivos y Abiertos). Es decir, cursos de contenido universitario, respaldados (en diferentes grados, luego hablaremos de esto) por Universidades de prestigio, que están disponibles "online" para cualquiera que se apunte. Con una variedad de metodologías de aprendizaje, siempre en un entorno virtual: vídeos, sesiones interactivas con el tutor, chats, "quizzes", pruebas de aptitud, etc... Es decir, todo menos la necesidad de pasarse por un aula "de carne y hueso". Que lo puedo hacer desde Carbonero el Mayor o desde un poblado remoto en Siberia (siempre que tenga acceso a Internet).
 
Algunos datos antes de abordar las cuestiones que ya anticipo "polémicas".  Se toma como "momento histórico" o puesta de largo de los MOOC's el otoño de 2011, cuando en la Universidad de Stanford se pone a disposición de quien quiera apuntarse el curso de Inteligencia Artificial que hasta entonces se daba en formato presencial. 160.000 personas inscritas, de todo el globo. Esta iniciativa continua con otros cursos más en una "plataforma" que hoy se llama Udacity (www.udacity.com), y que cuenta en la actualidad con 400.000 usuarios y 24 cursos activos.
 
Pero poco después,  en la misma Universidad de Stanford, dos profesores del Departamento de Ciencias de la Computación, Daphne Koller y Andrew Ng, lanzan otra plataforma de enfoque similar, llamada Coursera (www.coursera.org) que ya ofrece 370 cursos y tiene 3.500.000 alumnos registrados. En todas las categorías, desde Arts, Biology, Business,... hasta Social Sciences, Statistics o Teacher Development.
 
Y con una lista de Partners que quita el hipo: Caltech, Columbia, Duke, École Polytechnique, Instituto de Empresa, John Hopkins, Northwestern, Princeton, Stanford, Tecnológico de Monterrey, Universidad Autónoma de Barcelona,... hasta 70.
 
Normal que rápidamente el MIT haya relanzado su propia propuesta (http://ocw.mit.edu/index.htm) y hasta Harvard (https://www.edx.org/) no se quiera quedar fuera de juego. Precisamente desde esta plataforma se ofreció hace unos meses el curso tradicional de Harvard "The Ancient Greek Hero" y se pidió a antiguos alumnos que hicieran de tutores en el mismo. Éxito total, con 27.000 personas inscritas. No sé cuántas personas podrían hacer este mismo curso presencial cada año; supongamos que 200. Eso implicaría que el alcance del curso habría sido el equivalente a 135 años de enseñanza presencial.
 
¿Y el modelo de negocio? Pues, como en toda actividad pionera, está en fase de tanteo. Parece que la fuente principal de ingresos va a venir por la vía de la Certificación: el curso es abierto y en principio gratis, pero si quieres que la Universidad que lo imparte respalde con un certificado oficial tu aptitud en el mismo, además de las pruebas y requisitos establecidos, tienes que pagar un "fee". Que tampoco es alto (por ejemplo, el curso de "Operations Management" que ahora mismo tiene en marcha Coursera con la Penn University tiene un coste de certificación de $49; oferta especial de introducción, el coste normal dice que serán $79). Pero claro, $49 por, digamos, 5.000 alumnos son $250.000 por un curso de 8 semanas, que ya da para pagar tutores y plataformas... Y que se puede volver a impartir al día siguiente (y en paralelo si es necesario...).

¿Dónde están los alumnos?
También se dice que, con el consentimiento del alumno, la lista de alumnos certificados podría ser un buen "objeto de deseo" por parte de empleadores y recruiters, que estarían dispuestos a pagar por ella. Y supongo que también empresas comerciales, ávidas de vender un coche, un "tablet" o lo que sea a un colectivo de gente con "posibles", al menos intelectuales.
 
Una evolución muy interesante de este fenómeno de globalización, que leí hace unos meses en un muy acertado artículo de Luis Garicano, profesor en la LSE, es que,  dicho de forma muy resumida,  se acentuarían las diferencias entre buenos y malos profesores, llegándose en el extremo a que habría un "Messi de la Geometría Descriptiva" o un "Messi de la Historia de Egipto", por decir algo. Un profesor (o un equipo universitario) que hubiera desarrollado "el mejor curso" de la especialidad, y que, estando disponible en una de estas plataformas, fuera casi el "estándar", en el que todo el mundo (millones de estudiantes) quisieran estar certificados (y dispuestos a pagar por ello).
 
¿Objeciones? Algunas son claras:
- en las especialidades más experimentales (Medicina, Física, Química, Odontología, Ingeniería Industrial ...) hay prácticas que hoy por hoy hay que hacerlas "en vivo y en directo". Sin duda. Pero no olvidemos cómo avanzan las técnicas y modelos de simulación. Los pilotos pasan muchas horas de simulador antes de que les dejen tocar una palanca en un avión de verdad...
- a la Universidad, como al Colegio, no se va sólo a aprender un compendio de conocimientos; están todos los factores educativos, sociales y culturales asociados (partidas de mus incluidas). De acuerdo. Pero ¿qué pasa si no has tenido la suerte de nacer en una ciudad con Universidad y tu familia no se puede permitir el coste de desplazamiento a una que sí la tenga?
- ¿cómo se evita que alguien suplante la personalidad de otro y, a distancia, obtenga un certificado para una persona que, en realidad, no lo merece? Ya hay respuestas a esto. Hasta se llega a analizar el "estilo de tecleo" de la persona para comprobar su identidad.


Beneficios colaterales de la Universidad presencial
Hay un modelo mixto, que puede ser menos drástico. Es aquél en que los mejores cursos disponibles (los "Messis") se convierten en los nuevos "libros de texto", que usan los profesores "locales" para impartir sus cursos. Con un número de horas presenciales mucho más reducido, dado que gran parte de la asimilación de conocimientos se hace en remoto. Pero que permite juntarse en el bar de la Facultad para jugar la partida...
 
Yo, por mi parte, le he echado el ojo a un curso de "Archaeology's Little Dirty Secrets"  de la Brown University, que empieza el 3 de Junio , de 8 semanas de duración, y que tiene buena pinta. Arqueología desde el sillón de mi casa... Ya os contaré.
 
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El "solo" Fonseca
Posdata: El Fonseca al que se refiere la canción de la tuna fue el Arzobispo Don Alonso de Fonseca y Ulloa (1476-1534), uno de los fundadores de la Universidad de Santiago de Compostela y cuya estatua (aquí anexa) preside el Claustro del Palacio de Fonseca, actual sede de la Biblioteca. Lo aclaro porque siempre ha causado confusión el que la canción se refiriera a una Fonseca sola y triste, como si fuera un personaje femenino. En realidad, se refiere a la estatua de Fonseca.

"y los libros, y los libros empeñaaaados eeeen eeel Mooonte, en el Monte de Piedad..."


 
 

3 comentarios:

  1. A mí me preocupa la tuna, porque una tuna virtual como que no es lo mismo. En las bodas aparecerán holografiados y zas… clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón… y no les puedes prender fuego (en un despiste, ejem) a las cintas de sus capas.
    Bueno, ya en serio, lo de estudiar on-line está muy bien, no hay impedimentos de horas, de distancias, nada. Genial, una democratización cultural en toda regla que, además, yo aprovecho desde hace tiempo. Pero la riqueza de la interacción cara a cara con las personas brilla por su ausencia y eso, como en otras tantas historias tecnológicas que hemos incorporado a nuestras vidas, es un déficit al que nos vamos acostumbrando y lo hemos asumido como "lo normal".
    Últimamente, le estoy dando una vuelta de tuerca a esto de la falta de contacto humano. Por ejemplo, en mi trabajo cada vez suena menos el teléfono para consultas, ni para comentar nada. Todo a través de correo electrónico. Me paso media mañana diaria contestando correos, cuando más de la mitad, con una corta llamada de teléfono hubieran quedado resueltos de forma instantánea, más sencilla, clara y ahorrando tiempos, además de fomentar buenas relaciones personales y profesionales que tan bien nos vienen a todos a la hora de trabajar. Así que, toda esta semana pasada he contestado a muchos correos por teléfono. Los resultados han sido muy positivos y creo que voy a seguir así.

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  2. Actualización: Georgia Tech ofrece su Master en Computer Sciences en versión MOOC y con titulación oficial por $6.600 en lugar de los $45.000 que cuesta su versión presencial. Interesante el comentario del Director de la Universidad, Even Zve Galil, sobre los MOOC: "Es una revolución. Quiero liderarla; no ser un comparsa".
    http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-07-25/el-master-que-cambiara-la-universidad-educacion-de-gran-calidad-a-bajo-precio_12101/

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  3. Lo prometido es deuda: Durante los meses de Junio y Julio he realizado el MOOC "Archaeology´s Dirty Little Secrets" de la Brown University, de Rhode Island. Una experiencia muy interesante. Creo que estábamos inscritos más de 1.000 personas de todo el mundo.
    La base del curso son entregas semanales de vídeos y lecturas recomendadas. Con ello, cada semana pasas un test de 15 preguntas y tienes que presentar un pequeño trabajo a elegir entre 3.
    Lo más novedoso para mí ha sido la "peer review". Como parte fundamental del proceso de cualificación, cada semana tenía que revisar y evaluar al menos 5 de los trabajos presentados por otros compañeros. Se ve de todo, pero se aprende mucho.
    Gracias a las actividades del curso, he tenido ocasión volver a visitar el Templo de Debod (hacía por lo menos 20 años que no iba)y conocer el Museo Nacional de Antropología (cerca de Atocha).
    Quizá lo menos conseguido es la interactividad, aunque había multitud de foros en el propio curso y fuera de él (en Facebook, por iniciativa de los participantes de habla hispana, por ejemplo).Pero claro, el participar más o menos depende de cada uno.
    En promedio le he dedicado unas 4-5 horas cada semana, y las calificaciones que he obtenido han sido muy buenas :-;
    Creo que este tipo de cursos, con un adecuado balance entre difusión de contenidos y de "learning by doing" ofrece unas posibilidades enormes. Aunque, para ser de verdad un arqueólogo, hay que pisar el polvo...

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