viernes, 6 de noviembre de 2015

No te cortes ni un pelo

Soldado ruso del siglo XIX
Hay que ver, cómo se escribe la Historia. Resulta que el hecho fundamental para que los aguerridos soldados de los ejércitos de todo el mundo dejaran de usar pobladas barbas, con las que se supone que amedrentaban  más a sus adversarios, tuvo su origen en la 1ª Guerra Mundial, y más concretamente en el ejército americano. Y la razón no fue de tipo higiénico, o estético, sino mero "instinto de supervivencia". Resulta que en esa sanguinaria guerra (más de 8 millones de muertos) tuvieron su apogeo las armas químicas, por lo que la máscara antigás se incorporó al equipo estándar del combatiente. Y para ajustar convenientemente esa máscara, una barba poblada era un impedimento notable. 
 

Soldado americano 1ª Guerra Mundial
Dicho y hecho. Aprovechando el invento del wisconsinés King Camp Gillette (1855-1932), que en 1901 patentó la maquinilla de afeitar con cuchillas desechables, el ejército americano compró 3,5 millones de máquinas y 32 millones de cuchillas, y estableció un nuevo estándar en la apariencia del soldado. Limpito y rasuradito. Y así evolucionó la técnica del afeitado en el siglo XX: de las cuchillas desechables se pasó a las maquinillas desechables. De la hoja simple, a la doble hoja (1971 - Trac II), a la triple (1998 - Mach III), a la cuádruple (2003 - Quattro, ésta de Schick) a las 5 hojas (2006 - Fusion),...
 
Se calcula que, en España, el 75% de los hombres se afeitan diariamente. De ellos, un 75% aprox. lo hacen con cuchilla (o navaja de barbero los más valientes) y un 25% con máquina eléctrica. Y un 7% del total de la población masculina adulta usan barba (tendencia creciente con la nueva moda hipster). Incluso hay una palabra para describir el estudio de las barbas: pogonology (en inglés; en español todavía no hay traducción admitida por la RAE).
 
¿Y las mujeres? Pues, para sorpresa de muchos, resulta que, del mercado total de maquinillas desechables (sin contar máquinas de depilación, epiladies, etc...), un % importante lo representan las mujeres (que, por cierto, pagan en promedio más por una máquina con prestaciones similares que los hombres). Esto, evidentemente, varía por país. En EE.UU. se estima que, en promedio, cada mujer se pasa la cuchilla (fundamentalmente por las piernas) 12 veces al mes.
 
¿Y no habría otra forma de añadir precisión y comodidad al hecho de cortar de raíz los pelos de barba y cuerpo que añadir más cuchillas a la maquinilla (¿para cuando la SixBlades?) o desarrollar nuevas aleaciones de acero, capaces de cortar con un suspiro?
 
Pues al sueco Morgan Gustavsson parece que se le ha ocurrido otra idea. Bueno, lo cierto es que ya lleva un tiempo detrás de ella, considerando que en 1989 patentó la IPL (Intense Pulse Light), usado de forma habitual en dermatología y depilación. Es el afeitado láser. Y le ha dado un nombre comercial: Skarp Laser Razor ( www.skarptechnologies.com).


Skarp Laser Razor (prototipo)
Parece que la dificultad en desarrollar una maquinilla láser universal es que cada color de pelo es sensible a determinadas longitudes de onda. Y así como se descubrió pronto qué onda era efectiva con los pelos de color oscuro, no se acababa de dar con la clave para los pelos de color claro o gris. Hasta que se ha localizado un cromóforo (partículas a las que deben el color los objetos) que lo tienen todos los seres humanos, independientemente de edad, género o raza, y que se puede cortar con una longitud de onda lumínica concreta.

El "invento" está en fase de desarrollo, con un considerable nivel de contestación (cuando no directamente acusaciones de fraude). Su primer intento de conseguir financiación en la plataforma de crowdfunding Kickstarter fue suspendido cuando ya llevaba $4 millones recaudados, porque el prototipo presentado no era del todo satisfactorio. Ahora está en otra plataforma, Indiegogo , y ya lleva $424.000 .

El mercado potencial femenino es también notable
El objetivo de Skarp es poder lanzarlo al mercado en Marzo de 2016, a un coste de $159. Con una duración del láser estimada de 50.000 horas (si calculamos unos 10 minutos de uso diario, da para 822 años de uso; algo debe de estar mal en los cálculos o se conforman con vender una maquinilla por persona para toda la vida ). Aquí podéis ver el vídeo de presentación del proyecto.

El argumento ecológico también es importante: sólo en los EE.UU. se tiran a la basura cada año 2.000 millones de maquinillas desechables. Como es complicado separar las cuchillas de acero del plástico, al final no se reciclan y acaban en los vertederos.

Ya veremos. Tampoco hay que esperar tanto. Y si no se acierta a la primera, la línea de investigación está abierta y tarde o temprano se dará con la clave (y eso que el actual oligopolio de las cuchillas de acero y maquinillas no se dejará fácilmente pisar el terreno). La otra es que cambie la moda y se vuelva a valorar la barba como signo de masculinidad. Algunos ya están haciendo la campaña:

 
 
 

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