viernes, 27 de noviembre de 2015

Reinventar la Educación: El papel del profesor

En pocos días verá la luz el "Libro Blanco sobre la Profesión Docente" encargado por el Ministro de Educación al profesor José Antonio Marina. Ya le precede la polémica, a raíz de la publicación de su índice provisional y de algunas ideas preliminares que chocan con el status quo. Espero que, dada la experiencia y solvencia del autor, muchas de sus propuestas serán coincidentes, o al menos alineadas, con las que aquí recojo, fruto, como vengo diciendo, de mis fuentes de cabecera: Sebastián Barajas, Roger Schank y Ken Robinson.

Si en el post anterior quedaban claros los mecanismos de aprendizaje del ser humano y, por tanto, qué enfoques pedagógicos resultan más efectivos a la hora de propiciar ese aprendizaje, analizamos ahora cómo el maestro, profesor, docente, educador (¿qué nombre habría que usar?) debería formarse para desarrollar esa capacitación profesional.

Porque, en la acertada analogía de KR: "las plantas crecen solas. La labor del jardinero consiste en crear las condiciones óptimas para que eso suceda". Y también: "En vez de responder a cuestiones que los alumnos no han planteado, los buenos profesores les incitan a hacer preguntas para motivarlos a analizarlas".
 
Si contemplamos el "continuo" del desarrollo educativo de una persona, desde la etapa de Infantil hasta la Universidad, e incluso el Posgrado, y simplificamos el aprendizaje en dos grandes bloques: competencias y conocimientos, parece evidente que, en las primeras etapas de ese proceso, el peso relativo de la capacidad del profesor en fomentar las competencias básicas del alumno debe ser muy superior a la de transmitir conocimientos. Sensu contrario, un profesor de Universidad debe sobresalir por su capacidad en transmitir conocimientos, con menor peso en sus habilidades pedagógicas (menor peso, no quiere decir que sean inexistentes, como a veces sucede).


En esta etapa, más competencias que conocimientos
Por lo tanto, la formación del profesorado debería seguir ese mismo criterio. Y, en términos generales, así creo que está previsto en el caso de los maestros, destinados a lidiar con las etapas de Infantil y Primaria (aunque leo que los planes de estudio de las Facultades de Educación no se han modificado desde 1993, lo cual me hace sospechar que muy al día en novedades pedagógicas no están). Sin embargo, me parece que el gap más importante se da en Secundaria, donde, hasta hace bien poco, cualquier licenciado superior, con un Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) que me atrevo a calificar de "benevolente", ya estaba, en principio, validado como profesor de Secundaria y de Bachillerato.

Desde la introducción del Plan Bolonia, donde la mayoría de los grados son de 4 años, se eliminó el CAP y se estableció un Master de Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato de un año de duración. Pero las referencias que leo sobre sus resultados no son muy alentadoras.

Habla J.A. Marina, en uno de los "avances" de su libro, de la conveniencia de establecer una especie de "MIR" para los docentes (entendiendo por tal un período reglado de prácticas al comienzo de su actividad como profesor, con una supervisión y evaluación continuada, que validen su aptitud pedagógica, en todos los términos). Parece una buena idea, a concretar y desarrollar.

En esta etapa, más conocimientos que competencias

Y, de fondo, subyace  una cuestión clave: ¿Cómo se consigue que el "oficio" de profesor sea lo suficientemente atractivo como para que, como sucede en otros países, atraiga a los mejores estudiantes? La fórmula ya está estudiada: Reconocimiento social + Expectativas de carrera profesional + Autonomía. Lo que pasa es que, estando todos de acuerdo, hay que hablar menos y hacer más.

Seguro que muchos habéis oído hablar de César Bona. Un maestro aragonés de 43 años que "saltó a la fama" a finales de 2014 al ser nominado como uno de los 50 mejores maestros del mundo por el Global Teacher Prize, que algunos consideran el Nobel de los profesores. Leyendo su libro "La Nueva Educación - los retos y desafíos de un maestro de hoy" (Plaza y Janés 2015), uno recibe un gran soplo de aire fresco, viendo lo que la iniciativa de un maestro "normal y corriente" (él así se define) consigue en grupos de niños y adolescentes en escuelas de Aragón. Y sin dejar de "enseñar" Matemáticas, Lengua ó Inglés. Dejadme que copie un párrafo de su libro:

César Bona en su clase
"¿Por qué elegí ser maestro? Porque los maestros podemos abrir puertas y ventanas para que los niños se conviertan en personas plenas, porque está en nuestras manos el empujarles hacia delante para que ellos mismos construyan su presente y su futuro./.../ Que sepan cómo expresar una emoción o un pensamiento, que conozcan cómo defender un argumento o aceptar las equivocaciones. Que consigan ser seres resilientes y que esa flexibilidad los transforme en personas más sociales."

Y, lo que él presenta como Obviedad a cumplir nº 2: "Cuando se escriba una nueva ley de educación, sería interesante que en esa mesa de pensadores estuvieran sentados los educadores que trabajan todos los días con niños y adolescentes".  (La nº 1 es que "la educación debe estar por encima de cualquier gobierno"). No puedo estar más de acuerdo.

O sea que estaremos atentos a las propuestas del profesor Marina. Seguro que van a dar mucho que hablar.

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Y, remedando a Tip y Coll, "la semana que viene hablaremos..... " , ¡de la Tecnología aplicada al proceso de aprendizaje!
 

1 comentario:

  1. Como no tengo tiempo para escribir, os dejo unos enlaces que dan para pensar sobre el papel del profesor en el aula.

    Entrevista con María Acaso, autora del libro rEDUVOLUTION https://www.youtube.com/watch?v=pbvG11d02UQ


    Entrevista con María Acaso, autora del libro rEDUVOLUTION https://www.youtube.com/watch?v=pbvG11d02UQ

    Conferencia de César Bona https://www.youtube.com/watch?v=4LVNQNNLFgo

    Opinión de un profesor de instituto: https://www.youtube.com/watch?v=w_9VyDSV3ZY

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