viernes, 17 de octubre de 2014

Nos jugamos mucho de los 0 a los 6 años

Listo para aprender
Pues sí, amigo Ignacio, estuvo muy interesante la conferencia de hace un par de semanas en la Fundación Rafael del Pino de los profesores Patricia Kuhl y Andrew N. Meltzoff, de la Universidad de Washington en Seattle. Los dos son co-directores del Institute for Learning & Brain Sciences
Y, a resultas de su exposición, te hacen pensar sobre cómo tenemos organizado el proceso de educación y desarrollo infantil, de los 0 a los 6 años, y cómo debería ser a la luz de los descubrimientos actuales.
 
Un par de datos para empezar. Resulta que, al nacer, un bebé tiene desarrollado un 10% de su capacidad neuronal. Pero que, al cabo de 1 año, ya está al 70%; a los 3 años un 85%, a los 5 un 92% y a los 7 un 95%. Que el máximo de sinapsis entre neuronas se da a los 3 años, y que luego se van depurando y mejorando. Que de los 0 a los 7 años es cuando se produce el máximo aprovechamiento para aprender un segundo idioma (lo cual ya sospechábamos), y que, esto es más nuevo, los niños que crecen en un ambiente bilingüe son mucho más creativos, debido a que sus conexiones neuronales son más "elaboradas".
 
Hay un estudio muy llamativo del Instituto que confirma la absoluta supremacía del aprendizaje "face-to-face" frente a la radio o la TV. Resulta que, con 12 sesiones presenciales de 25 minutos habladas en chino mandarín a un bebé americano de 9 meses, éste alcanza una capacidad de comprensión similar a la de un bebé chino nativo. En cambio, si estas sesiones se dan mediante audio o TV, el nivel de comprensión es marginal.
 
El Instituto tiene en marcha un programa denominado "Ready Mind Project", que se centra en 6 iniciativas disruptivas de investigación:
 
Estudio de la sincronía cerebral
mediante magnetoencefalografía
1) El cerebro creciente - Neurociencia aplicada al proceso de desarrollo del niño. Usando la magnetoencefalografía para el estudio de la actividad cerebral en la interacción de niños y padres/adultos.
 2) Períodos críticos de crecimiento - Papel de la genética y del entorno de juego en el desarrollo temprano del niño.
 3) Transiciones e hitos en el desarrollo de comportamientos - Cuándo pasan cosas importantes en los primeros 2.000 días de vida.
 4) Aprendizaje temprano y escolarización - Cómo predecir la suficiencia y el éxito en la futura escuela. Identificación precoz  de niños con posible problemas.
 5) Aprendizaje temprano y uso de las tecnologías - Bajo qué condiciones y en qué edades.
 6) Diversidad y Bilingüismo - Variaciones del aprendizaje debidas a género, entorno socio-económico, raza,...
 
Una conclusión fácil de alcanzar es que los 5-6 primeros años de la vida de un niño son absolutamente determinantes de lo que luego vaya a ser su desarrollo como escolar, adolescente e incluso adulto. Y que, más que "aparcarlos" en una guardería a las pocas semanas de su nacimiento, se debería incentivar el contacto con padres y educadores (y, por supuesto, con otros niños) en un entorno estimulante. Quizá potenciando y actualizando el concepto de jardín de infancia (los famosos "kindergarten", fundados como "Institución de Juego y Ocupación" por Friedrich Fröbel en 1837).

Lo cual tiene una derivación muy importante y que tiene que ver con los períodos de excedencia por maternidad/ paternidad que se conceden en cada país a los nuevos padres. En la actualidad el rango varía en los países de la UE desde las 12 semanas en Portugal a las 55 semanas en Suecia (UK está en 39 semanas; Italia en 20; Francia y España en 16).  Con una tasa de fertilidad en claro retroceso en todo el mundo desarrollado, y con los problemas de equilibrio demográfico que ese hecho genera a medio y largo plazo, quizá sería el momento de revisar estas políticas (y las de apoyo al incremento de la natalidad, en general). Más aún con lo que ahora sabemos con certeza científica de la importancia que la interacción física padres/hijos tiene en los primeros meses/años de vida para un mejor desarrollo de todas las potencialidades del niño.
"A ver si os aclaráis, que tengo mucho que aprender"

Estaba terminando de escribir este post cuando leo en el periódico que Apple y Facebook ( y seguro que la moda se extiende) van a incentivar el retraso en la maternidad de sus empleadas subvencionando el proceso de congelación de sus óvulos. Tendremos, por lo tanto, más madres que tengan hijos, quizá su único hijo, cuando ya hayan cumplido los 40. Lo cual, teniendo en cuenta que la esperanza de vida femenina en los países desarrollados pronto alcanzará los 90, podría tener cierto sentido. Pero, por otro lado, ¿no es un poco despropósito el renunciar a los mejores años de vida fértil y meterse en un proceso cuanto menos poco natural?
 
 En fin, lectores y, sobre todo, lectoras de este blog: ¿qué alternativas se os ocurren?
 

4 comentarios:

  1. Coincide tu línea argumentativa con la idea que siempre he tenido de que la esencia básica de lo que es una persona, en cuanto a su comportamiento y predisposiciones elementales, se forja en los primeros años de vida. ¿Quién sabe en qué instantes se está moldeando nuestra generosidad o egoísmo, nuestra prudencia o temeridad, nuestra simpatía o antipatía, nuestra valentía o cobardía, nuestra timidez o extraversión, ... ?. Siempre he pensado que, cada una en su momento, eso ocurre en los primeros años.

    Sin embargo, hace unos meses, escuché de un amigo una ponencia que me dejó pensativo. Por su parte, refrendaba por observación propia lo que decía haber oído de otras fuentes con, supuestamente, más solvencia técnica. Padre de dos hijos y gran observador, él postulaba que en la vida hay dos reformateados neuronales que pueden ser claramente diferenciados: uno alrededor de los siete años y otro alrededor de los doce, lo cual nos deja tres periodos en la vida en los que seríamos tres personas quizá diferentes. Vino el tema a colación de la razón extraña por la que no recordamos con nitidez nuestros recuerdos de la infancia, porque esos recuerdos están perdidos en su mayoría. Según él -y sus fuentes- de la misma forma que una nueva dentición descarta a la antigua en nuestra infancia, también las neuronas activas con las que nacimos son arrolladas y masacradas a los siete años por una nueva oleada de las que ya han madurado -quizá, al nacer, sólo eran 'huevos de neurona' no maduros-, que vienen pisando fuerte, desconectan las sinapsis y ocupan los puestos gobernantes en nuestro intelecto, y aflora un nuevo yo (afortunadamente, no desalojan el habla y las funciones básicas). Y el proceso se repite a los doce, o por ahí, en que ya se consolida la personalidad con la que moriremos.

    Ahí lo dejo. ¿Será cierto? Les queda mucho por investigar a los psiquiatras.

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    1. Interesante línea de investigación la que apuntas, Luis. Lo de no recordar casi nada de los 3-4 primeros años de nuestra vida se conoce en términos psicológicos como "amnesia infantil" y es objeto de múltiples estudios e hipótesis. La que propones de "sustitución" de neuronas y sinapsis nuevas por viejas me parece muy plausible.
      La otra propuesta, la del cambio a los 12 años, no sé si responde a algún profundo cambio neurológico, pero, fíjate que curioso, las tres grandes religiones "del Libro" (que todos sabemos que no dan puntada sin hilo) le otorgan a ese período una gran importancia:
      - El adolescente judío (a los 13 años los niños, a los 12 las niñas), a través de la ceremonia del Bar/Bat Mitzvah, pasa a ser responsable de sus años.
      - El adolescente musulmán, a partir de los 14 años (si bien se recomienda que empiece antes) debe observar el ayuno durante el mes de Ramadán.
      - El adolescente cristiano también debe observar los días de abstinencia de comer carne a partir de los 14 años.

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    2. Caramba Luis, el mismísimo José Antonio Marina salió ayer apoyando tu tesis, en este artículo titulado "En defensa de los adolescentes":
      http://www.elmundo.es/opinion/2014/10/21/5446adaa22601deb7d8b4591.html
      Extraigo este párrafo, muy contundente:
      "Los neurocientíficos especializados -como Sarah-Jaynes Blakemore- insisten en que muchas de las conductas que atribuimos a la adolescencia no tienen su causa en la llamada «invasión hormonal», en lo que Spears llama «el mito de la furia hormonal», sino en la profunda remodelación del cerebro. El niño había aprendido a conducir un ciclomotor y se encuentra al volante de un Ferrari: su cerebro. Y un motor de tanta potencia es admirable, pero exige aprender a conducir de nuevo".

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    3. Qué pena andar tan mal de tiempo, que no me da para nada.

      Los ritos de paso han sido y siguen siendo muy importantes en las sociedades y coinciden con esas etapas que marcan la transición de un estado a otro en la vida. La mayoría de ellos se centran en una etapa de transición, conocida como “liminar”, que significa frontera, umbral, y que se refiere a la inseguridad ante los momentos de cambio (nacimiento, ritos de destete, pubertad, matrimonio, la muerte). El de la pubertad ha sido (no sé si sigue siendo) un rito muy importante de iniciación, de aceptación social del niño como hombre, y de la niña como mujer.

      Echadle un vistazo al enlace que os adjunto, aclara muchas cosillas que pasan en el cerebro adolescente. Saber qué pasa en “esas cabecitas locas” ayuda mucho a dar un buen enfoque educativo en esa etapa de la vida y a comprender qué nos pasaba a nosotros en nuestra etapa adolescente (la tuvimos)
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      http://www.unav.edu/servicio/comunicacioncientifica/cerebroadolescente

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