A primeros de año tuvo bastante repercusión en prensa una noticia que parecía que se había escapado del 28 de diciembre. Se refería al Dr. Sergio Canavero (Turín, 1964) y a su propuesta de realizar, con éxito, un "trasplante de cabeza" antes de 2017. Proceso entendido como el de "conectar" toda la cabeza de un paciente con el cuerpo completo de un donante. Según el doctor italiano, "toda la ciencia y la tecnología necesarias están ya disponibles". Sólo es cuestión de juntar un equipo cualificado de 150 especialistas, 36 horas de quirófano y... 10 millones de euros.
El siempre inquietante Boris Karloff |
Las reacciones a esta propuesta no se hicieron esperar, y no fueron "ambiguas". Las más benévolas argüían que la principal dificultad, hoy por hoy no resuelta en la práctica, reside en "soldar" las dos partes de la médula espinal. Y que sin ello, el nuevo organismo sería forzosamente tetrapléjico. A ello Canavero presenta como remedio el polietilenglicol, un compuesto orgánico que al parecer ha dado ciertos resultados en ratas de laboratorio y poco más. Las críticas más contundentes han venido de muchos expertos en trasplantes (entre ellos el Dr. Rafael Matesanz, Director de la Organización Nacional de Trasplantes de España). "Broma de mal gusto" es de lo más suave que le han dicho.