Mi ficha de 1974, hasta el Lawrencio (nº 103) |
Hace poco he recuperado de un cajón un "Sistema Periódico" plastificado del año 1974 (publicado por Ediciones Distein en Barcelona). Llegaba hasta el elemento nº 103, el Lawrencio, descubierto en 1961. Con su esquema ordenado de filas y columnas, le daba sentido a todo ese mundo complejo de los elementos químicos. Al tiempo que permitía a los profesores de Química en el Bachillerato hacernos aprender de memoria las columnas (porque agrupaban a los elementos de la misma "valencia", curioso nombre), y repetir como papagayos: "Berilio-Magnesio-Calcio-Estroncio-Bario y Radio", ó "Helio-Neón-Argón-Kriptón-Xenón y Radón", los famosos "gases nobles".
Mucho ha llovido desde entonces, y claro, la lista se ha ampliado. Hasta el nº 118 (si bien todavía están pendientes de reconocimiento, y por tanto de darles un nombre oficial, tanto él como el 113, el 115 y el 117). Los últimos "bautizados" han sido el nº 114 - Flerovio (en honor de Georgy Flerov, fundador del Laboratorio de Dubna, cerca de Moscú, lugar de descubrimiento de muchos de los nuevos elementos) y el nº 116 - Livermorio (en honor del Laboratorio Lawrence Livermore, en California, otro participante destacado en esta carrera de descubrir nuevos elementos).
Sistema periódico actualizado hasta el nº 118 |
Es importante anotar que el nº 92, el Uranio, es el último elemento de la tabla que existe de forma "espontánea" en la Naturaleza. A partir de él, todos son artificiales (Y también lo son el nº 43 - Tecnecio y el nº 61 - Prometio). Obtenidos al bombardear un átomo "pesado" con otro "ligero", y provocar una "fusión" de un nº atómico mayor, generalmente muy inestable, por lo que se desintegra en milésimas de segundo. Por ejemplo, para obtener el Livermorio, se bombardearon átomos de Californio-249 (isótopo con 98 protones y 151 neutrones) con iones de Calcio-49 (20+29). Lo curioso es que, con ello, se llega al nº 118, el sin nombre, pero que casi de forma inmediata se desintegra en el Livermorio, y éste, a los 47 milisegundos, se desintegra y se convierte en Flerovio. ¡Qué galimatías!
¿Y dónde está la gracia de seguir creando elementos artificiales cada vez más pesados para ver que se desintegran en milisegundos? Extraído de la entrada del Livermorio en la Wikipedia: "Por su inestabilidad, vida media tan reducida y dificultad de obtención, son nulas las aplicaciones industriales, comerciales o propagandísticas de este elemento superpesado por lo que su aplicación se relega sólo a la investigación científica". Pues porque algunos científicos piensan que en algún momento esa tendencia se puede dar la vuelta, que se pueden llegar a "fabricar" elementos mucho más estables, con vidas medias de minutos, semanas, o... miles de años. Sería una auténtica revolución en el mundo de la Química; las nuevas posibilidades cuesta siquiera imaginarlas.
Yuri Oganessian (cortesía NGM) |
Lo llaman "la isla de la estabilidad". Y lo fundamentan en que podría haber determinados "números mágicos" de protones y neutrones que, por así decirlo, llenaran todos los "huecos" disponibles en las distintas capas de un núcleo atómico muy pesado. Y aquí aparece el Unbihexio-310, elemento por ahora sólo imaginado, pero que, con 126 protones y 184 neutrones parece reunir todas las papeletas para ser el elemento clave de la "isla de la estabilidad". El famoso elemento nº 126.
Posdata: la curiosidad por el tema y bastantes datos de los aquí expuestos provienen del artículo "Element Hunters", publicado en el número de Mayo del National Geographic. Interesante el perfil de Yuri Oganessian (en la foto), director del Laboratorio de Dubna (Rusia), que dirige un equipo que ha sido acreditado con el descubrimiento de 11 nuevos elementos y que, a sus 80 años, sigue "en busca del átomo perdido".
Hace unos días la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry) ha propuesto los nombres que faltaban:
ResponderEliminar113 - Nihonium - De Nihon, nombre que los japoneses dan a Japón.
115 - Moscovium - Por Moscú.
117 - Tennessine - Por la región de Tennessee.
118 - Oganesson - Por Yuri Oganessian, del que hablamos en el post.