jueves, 30 de enero de 2014

La próxima revolución: agua potable accesible y barata

Dean Camen y su "Slingshot"
Parece que este mes es el de los "inventores". Después de Elon Musk, al que dejamos planteando la conexión entre Los Ángeles y San Francisco mediante un Hyperloop en 35 minutos de reloj, damos la bienvenida a Dean Camen (Nueva York, 1951). Probablemente su "invento" más conocido es el Segway, ese artilugio de dos ruedas ante el que todos hemos girado la cabeza y que, por distintas razones que no vienen al caso, no ha llegado a su anunciado potencial de "revolucionar" el transporte individual. Pero por el que, al vendérselo a Hesco Bastion a finales de  2009, sacó una plusvalía interesante, con la que se puso, entre otras cosas, a pensar en nuevos inventos:  El iBot (silla de ruedas todo terreno), las máquinas portátiles de diálisis que permiten realizar el tratamiento en casa, etc...

Y también, el que hoy nos ocupa en este post: el "Slingshot". Que en inglés quiere decir "honda", y al que Dean llamó así para reflejar la lucha entre el David de la humanidad pobre y sin recursos y el Goliat de las grandes organizaciones de ayuda al desarrollo, muchas veces paralizadas por planes demasiado ambiciosos y burocratizados. Cuyo objetivo es bien simple:  proporcionar agua potable a un coste razonable, y en unas condiciones mínimas de operación. Y que, viendo su esquema de funcionamiento, uno piensa, ¿pero no se le habría ocurrido antes a nadie esta idea, aparentemente tan sencilla? Pues parece que no. Y si se combina la unidad de depuración de agua con otra unidad de generación de electricidad, basada en un motor Stirling, capaz de sacar Kilowatios hasta de las boñigas de vaca... entonces empieza uno a ver el potencial "revolucionario" de esta innovación en las zonas más pobres del planeta. Casi 1000 litros de agua limpia por día, suficientes para atender las necesidades de 100 personas.

Esquema del "Slingshot"
 
Prototipo de Ekocenter
Claro que otros también se han dado cuenta, y, como tienen muchos recursos, han movido ficha. Y así, en 2012, la Fundación Coca Cola, junto con Africare, el Banco de Desarrollo Inter-Americano y otras entidades privadas (IBM, Qualcomm, UPS, McCann Health, etc...)  han constituido la iniciativa "Ekocenter". Que consiste en integrar, dentro de un módulo de un contenedor estándar de 20 pies  una unidad de "Slingshot", junto con algunos "perks" adicionales:  paneles solares para la generación de electricidad, tomas de recarga para teléfonos móviles,...   y, ¡cómo no! algunos productos de la casa "Coca-Cola" bien fresquitos a disposición de esos nuevos consumidores, que hasta ayer no sabían lo que era beber agua limpia y pasado mañana se pirrarán por la Diet Coke (como si les hiciera falta adelgazar) o por el nuevo sabor del Sprite.
 
En esta página web se puede ver el plan de implantación de estos "Ekocenter" en puntos escogidos de África (Sudáfrica) y América Latina (Paraguay), junto con algunos vídeos interesantes de cómo se percibe desde esos lugares la posibilidad de acceso al agua potable:
http://www.coca-colacompany.com/ekocenter
 
Lo dicen así de claro:  menos tiempo de desplazamiento y de dedicación a conseguir agua potable, se traduce directamente en más tiempo dedicado a tareas de educación y desarrollo. Por no hablar del descenso drástico de enfermedades y dolencias asociadas al consumo de agua en precarias condiciones de salubridad.
 
Alguno puede pensar:  "Ya está el capitalismo salvaje de las multinacionales sacando tajada de los más necesitados". Y puede que algo de razón tenga. Pero, entre sucumbir a la tentación de una Coca-Cola y sucumbir a la muerte por diarrea, casi estaremos de acuerdo en que es mejor lo primero. Como dijo el rabino Sem Tob:  "Non val el açor menos por nasçer de mal nido, nin los enxenplos buenos por los dezir judío".
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. África tiene graves problemas de agua, aunque recientemente a mí me sorprendió la noticia de que una misión de exploración de aguas subterráneas de la UNESCO había localizado reservas de agua en la región de Turkana, en el norte de Kenia, con capacidad para abastecer el país durante 70 años.

    Y lo del Ekocenter pues... bien... pero soy un poquito escéptica, para qué nos vamos a engañar. ¿Quién tendrá acceso al agua potable en las unidades Slingshot? ¿será gratuito para una población tan pobre como la que habita en estas zonas áridas del planeta? Pues eso, me puede el escepticismo.

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