Placer adulto |
¡Ay si Moctezuma levantara la cabeza! Porque ese bebedizo oscuro y medio amargo que les daba a mayas, aztecas y olmecas fuerzas para afrontar las penalidades de la vida diaria, el xocolatl, es ahora una commodity a nivel mundial (el cacao), con su mercado de futuros y todo. Y sujeto, como todas las commodities, a especulación.
De hecho, fue el artículo de Mark Schatzker aparecido en Bloomberg y titulado: "Chocolate: Can science save the World's most endangered treat" el que me dio la pista de que algo no andaba claro en torno al chocolate (y ya se sabe eso de que "las cosas claras y el chocolate espeso"). La previsión que se da en el artículo es que para 2020 el déficit entre el "apetito" del mundo por el chocolate y las capacidades de cultivo y fabricación será de 1 millón de Tm. (lo que supone aprox. un 25% de la producción actual) y para 2030 de 2 millones de Tm. Lo cual rápidamente dispara el reflejo del economista: A ver, cuándo se ha visto que la oferta no se modifique para llegar a satisfacer la demanda: se cultivan más campos de cacao, se construyen más fábricas de procesamiento de las semillas, más elaboradoras de productos finales y punto pelota.
Pues parece que no es tan fácil. De hecho, el precio del cacao se ha disparado en los últimos años: si de 1993 a 2007 el precio medio fue de $1.465/Tm en los siguientes 6 años, de 2008 a 2014, ha estado en $2.736/Tm, un 87% más de media. Causas: proliferación de plagas y enfermedades en los cultivos, sequías pertinaces, nuevos mercados con consumidores dispuestos a pagar más por una buena tableta, desplazamiento del cacao por otros cultivos más productivos (maíz, caucho,...) etc...
El fruto del cacao |
Porque el árbol del cacao es un poco puñetero. No crece en cualquier sitio. De hecho, aunque recientemente se ha establecido que su origen histórico se sitúa en la zona de Ecuador lindante con la cuenca del Amazonas, de donde se han hallado registros de hace 5.500 años de antigüedad, y que de ahí pasó al sureste de México, el cuadro de la producción mundial actual es muy diferente: El 71% de la producción se da en África (Sólo Ghana y Costa de Marfil se apuntan el 58%), mientras que las Américas aportan el 16% y Asia y Oceanía el 13% restante.
Y, además, es un poco delicado. Un hongo, que origina la enfermedad conocida como "moniliasis del cacao", fue el causante de que la producción de Costa Rica fuera diezmada en dos años. Y otra enfermedad, con el poético nombre de "escoba de bruja" rebajó la producción anual de Brasil de 300.000 Tm a 130.000 Tm en una década. Afortunadamente, y por ahora, estas dos plagas no han pasado a África, pero no hay que ser adivino (basta con ver qué está pasando con el ébola, por ejemplo) para pronosticar que antes o después estas enfermedades llegarán a las plantaciones africanas (que ya tienen también las suyas propias).
Semillas de cacao |
¿Respuesta de la ciencia? Pues, como es habitual, desarrollar variedades resistentes a este tipo de enfermedades. El problema es que el cacao es "lento": produce fruto cada dos años y tarda 10 años en mostrar trazos que interese perpetuar (por ejemplo, la resistencia a determinada enfermedad). Con lo que puede que el remedio llegue tarde. Ya hay algún resultado positivo: La variedad CCN51, desarrollada en Ecuador, es resistente a la escoba de bruja. Y da 7 veces más fruto que la variedad estándar. El problema: que tiene un sabor ácido y amargo que, añadido a cualquier elaborado, echa para atrás. O sea, que una alternativa a futuro será aceptar que, como con los tomates, habrá 2 tipos: los buenos (escasos y caros) y los que no saben a nada (baratos y abundantes).
Y es que, si algo tienen las nuevas clases medias (o sea, las que tienen dinero para caprichos), es que se pirran por el chocolate. El consumo de China ha pasado en 4 años de 40.000 a 70.000 Tm. El de la India, de 25.000 a 40.000 Tm. Y el de Brasil, que ahora es importador neto de cacao, de 161.000 a 198.000 Tm. Y la tendencia no va a parar.
Como no podía faltar, hay un organismo internacional que vela por el mercado del cacao, la International Cocoa Organization ( www.icco.org ). Ojeando su página web, no hay signo de alarma alguno; todo está controlado.
¿Conclusión? Yo creo que en las próximas décadas no faltará cacao ni chocolate. Eso sí, los buenos bombones los vamos a pagar a precio de oro (y no es necesariamente una metáfora).
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