Dron policial en Dakota del Norte |
Seguimos mirando las partidas más importantes del gasto del Estado, y viendo de qué manera se puede "hacer mejor lo que hay que hacer". En este post toca analizar un tema siempre muy controvertido y sujeto a grandes debates: Seguridad. Donde siempre hay una línea muy delgada entre el Estado protector y el Estado policial.
Como siempre, unos datos de contexto. El presupuesto del Ministerio del Interior español ha sido, en 2015, de 7.422 millones de €. Por grandes Departamentos:
- Ministerio -> 433 M€
- Secretaría de Estado de Seguridad -> 251 M€
- Cuerpo Nacional de Policía -> 2.993 M€
- D.G. de la Guardia Civil -> 2.620 M€
- Instituciones Penitenciarias -> 1.125 M€
Si a esto le sumamos los costes de la Policías Autonómicas (Ertzaintza, Forales, Mossos) y de las Policías Locales (difícil de obtener el dato), podemos estar hablando de un gasto total de unos 10.000 millones de €. Evidentemente, es un gasto proporcionalmente mucho menor que el de Sanidad ó el de Educación, pero tampoco es pequeño. Por otro lado, el sector de la seguridad privada en España factura unos 3.200 millones de €, de los que unos 800 son por servicios al sector público.
Vamos a centrar las posibles propuestas innovadoras en 2 grandes áreas:
1) Prevención y disminución de los delitos
2) Reducción de costes del sistema penitenciario
La precognitiva Agatha |
En cuanto a la primera, seguro que su enunciado nos trae a la memoria a muchos de nosotros los "precogs" de la película Minority Report (Steven Spielberg, 2002). La Fuerza de Policía Pre-Crimen que, en Abril de 2054, contaba con 3 mutantes que, medio sumergidos en una piscina de color lechoso, tenían visiones de los criminales antes de que cometieran los delitos. Con lo cual, Washington D.C. había alcanzado unas tasas de criminalidad bajísimas.
No, no estamos ahí. Pero, lo que sí se están anunciando son aplicaciones avanzadas de análisis de datos masivos ("Big Data") en esa dirección. Por ejemplo, Motorola Solutions y el Grupo Wynyard (www.wynyardgroup.com) van a desarrollar un software que cruza historias criminales con actividad en redes sociales, registros de la propiedad, etc... con el objetivo de detectar pautas de comportamiento potencialmente delictivas.
También, Hitachi Data Systems ha anunciado el Visualization Predictive Crime Analytics (PCA), que combina mapas históricos de crímenes con conversaciones en redes sociales, datos de transporte público, predicciones meteorológicas, etc... (información abierta, disponible para todo el mundo) y todo ello para establecer unas probabilidades de comisión de delitos en tiempo y lugar (dicen que pueden sugerir niveles de amenaza en cada manzana de una ciudad determinada) que puedan ayudar a la planificación de efectivos policiales y su despliegue táctico por zonas geográficas. Más detalles aquí.
La tecnología de seguridad está omnipresente hoy día, desde la multitud de cámaras de vigilancia en recintos públicos y privados hasta los drones especializados en tareas de seguimiento de delincuentes potenciales o en su neutralización (el dron CUPID de Chaotic Moon dispara un dardo de 80.000 voltios, similar al de una pistola taser, que paraliza y detiene al sospechoso que traspasa una barrera de seguridad). Sin olvidar que cada uno de nosotros tenemos normalmente al alcance de la mano un dispositivo capaz de a) comunicar con la Policía en tiempo real y b) sacar una foto de algo que nos llame la atención y transmitirla.
Todo ello con las necesarias cautelas: en unas recientes declaraciones, Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa y experto en tecnologías TIC prevenía: "Lo que en principio parece razonable, que es prevenir el daño a terceros mediante la violación controlada de un derecho como la privacidad, puede claramente convertirse en un abuso por parte del vigilante".
Tengo que volver a insistir en que la mejor herramienta para la prevención del delito es la educación. Me remito al post Ecuación fácil: +Educación = -Prisiones , cuya lectura aconsejo para lo que viene a continuación.
Una noticia reciente, del 6 de Octubre, nos sirve de entrada en la segunda área de propuestas, la reducción de costes del sistema penitenciario. El Departamento de Justicia de EE.UU. anunció ese día que entre el 30 de Octubre y el 2 de Noviembre (la semana que viene) pondrá en libertad a 6.000 reclusos de las prisiones federales. Hacer de la necesidad virtud. Como los costes del sistema penitenciario americano (el de mayor índice de reclusos por 100.000 habitantes de todos los países "civilizados") están disparados, se ha aprobado una reducción en las penas relacionadas con el tráfico de drogas, y con carácter retroactivo. Tampoco es que se haya puesto "barato" el delinquir: Si con la legislación anterior la duración media de las condenas por este tipo de delitos era de 10,5 años, con la nueva serán 8,5. Pero esos 6.000 ya los han cumplido. Y no salen libres al 100%, sino en una especie de libertad vigilada (supongo que para tranquilizar a la opinión pública). Un tercio de ellos son extranjeros, y la intención del Gobierno es deportarlos ipso-facto.
Pero estos son los primeros. Se estima que, de los aproximadamente 100.000 reclusos que hay en las prisiones federales por este tipo de delitos, unos 46.000 podrán optar por esta "salida anticipada" en los próximos años.
Pero no es solo por necesidad. En Suecia, recientemente se han adoptado una serie de medidas que han reducido la población reclusa un 6% en 2 años, lo que ha permitido el cierre de 4 cárceles. También se ha revisado la duración de las penas de reclusión para los delitos relacionados con las drogas, se ha sustituido la entrada en prisión cuando la condena es de menos de 6 meses por el uso de brazaletes electrónicos y restricciones de movimiento, y, sobre todo, se han puesto en marcha medidas para evitar la reincidencia, verdadero "cáncer" por donde se degrada el sistema. Todo ello, bajo el espíritu de que las cárceles no son instituciones de castigo, sino de rehabilitación.
Hay una propuesta de Kleiman, Hawken y Halperin, expertos del sistema americano, también en este sentido: el "Graduated Re-entry Program", en el que, por ejemplo, un recluso sentenciado a 10 años podría entrar a los 3 años de cumplir su pena (supongo que para cierto tipo de delitos y con un comportamiento ejemplar). El Estado le proporciona un alojamiento en una zona urbana (pensemos en una habitación básica de motel, sin servicio de habitaciones, por supuesto) y establece unas condiciones de libertad vigilada: "toque de queda", cámaras de vigilancia, brazalete con GPS, controles anti-doping, visitas con previa autorización... A medida que el individuo cumple con las reglas, éstas se van relajando (y viceversa, si las incumple, se vuelven más estrictas). Y no se trata de tener un motel completo lleno de "reclusos", sino que los participantes del programa se hallen dispersos, como forma de integración en la comunidad "normal".
¿Es barato este sistema? No; pero la referencia de comparación, según los autores de la propuesta, son los $2,600/mes que cuesta (alojamiento, manutención y seguridad) mantener un recluso en una cárcel del Estado. El sujeto compensa parte del gasto trabajando en algún servicio público por algo menos del salario mínimo. Además, se le incentiva y apoya para que busque un trabajo estable. La propuesta completa la podéis leer aquí. El objetivo es ambicioso: que mediante la aplicación gradual de este programa, la población reclusa "tradicional" en USA se reduzca finalmente a un 20% de la actual!!! (De 2.300.000 a unos 450.000).
O sea, que parece que la ecuación de la nueva Seguridad es: Big Data (Tecnología en general) + Penas alternativas al encarcelamiento + muuuucha Educación.
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Y de Educación va el siguiente post de esta serie sobre el papel futuro del Estado. Pero necesito unas semanas para prepararlo bien. Mientras tanto, tengo un par de temas también interesantes en cartera.
Visualización de zonas con mayor amenaza delictiva |
La tecnología de seguridad está omnipresente hoy día, desde la multitud de cámaras de vigilancia en recintos públicos y privados hasta los drones especializados en tareas de seguimiento de delincuentes potenciales o en su neutralización (el dron CUPID de Chaotic Moon dispara un dardo de 80.000 voltios, similar al de una pistola taser, que paraliza y detiene al sospechoso que traspasa una barrera de seguridad). Sin olvidar que cada uno de nosotros tenemos normalmente al alcance de la mano un dispositivo capaz de a) comunicar con la Policía en tiempo real y b) sacar una foto de algo que nos llame la atención y transmitirla.
Todo ello con las necesarias cautelas: en unas recientes declaraciones, Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa y experto en tecnologías TIC prevenía: "Lo que en principio parece razonable, que es prevenir el daño a terceros mediante la violación controlada de un derecho como la privacidad, puede claramente convertirse en un abuso por parte del vigilante".
Tengo que volver a insistir en que la mejor herramienta para la prevención del delito es la educación. Me remito al post Ecuación fácil: +Educación = -Prisiones , cuya lectura aconsejo para lo que viene a continuación.
Una noticia reciente, del 6 de Octubre, nos sirve de entrada en la segunda área de propuestas, la reducción de costes del sistema penitenciario. El Departamento de Justicia de EE.UU. anunció ese día que entre el 30 de Octubre y el 2 de Noviembre (la semana que viene) pondrá en libertad a 6.000 reclusos de las prisiones federales. Hacer de la necesidad virtud. Como los costes del sistema penitenciario americano (el de mayor índice de reclusos por 100.000 habitantes de todos los países "civilizados") están disparados, se ha aprobado una reducción en las penas relacionadas con el tráfico de drogas, y con carácter retroactivo. Tampoco es que se haya puesto "barato" el delinquir: Si con la legislación anterior la duración media de las condenas por este tipo de delitos era de 10,5 años, con la nueva serán 8,5. Pero esos 6.000 ya los han cumplido. Y no salen libres al 100%, sino en una especie de libertad vigilada (supongo que para tranquilizar a la opinión pública). Un tercio de ellos son extranjeros, y la intención del Gobierno es deportarlos ipso-facto.
Pero estos son los primeros. Se estima que, de los aproximadamente 100.000 reclusos que hay en las prisiones federales por este tipo de delitos, unos 46.000 podrán optar por esta "salida anticipada" en los próximos años.
Pero no es solo por necesidad. En Suecia, recientemente se han adoptado una serie de medidas que han reducido la población reclusa un 6% en 2 años, lo que ha permitido el cierre de 4 cárceles. También se ha revisado la duración de las penas de reclusión para los delitos relacionados con las drogas, se ha sustituido la entrada en prisión cuando la condena es de menos de 6 meses por el uso de brazaletes electrónicos y restricciones de movimiento, y, sobre todo, se han puesto en marcha medidas para evitar la reincidencia, verdadero "cáncer" por donde se degrada el sistema. Todo ello, bajo el espíritu de que las cárceles no son instituciones de castigo, sino de rehabilitación.
Hay una propuesta de Kleiman, Hawken y Halperin, expertos del sistema americano, también en este sentido: el "Graduated Re-entry Program", en el que, por ejemplo, un recluso sentenciado a 10 años podría entrar a los 3 años de cumplir su pena (supongo que para cierto tipo de delitos y con un comportamiento ejemplar). El Estado le proporciona un alojamiento en una zona urbana (pensemos en una habitación básica de motel, sin servicio de habitaciones, por supuesto) y establece unas condiciones de libertad vigilada: "toque de queda", cámaras de vigilancia, brazalete con GPS, controles anti-doping, visitas con previa autorización... A medida que el individuo cumple con las reglas, éstas se van relajando (y viceversa, si las incumple, se vuelven más estrictas). Y no se trata de tener un motel completo lleno de "reclusos", sino que los participantes del programa se hallen dispersos, como forma de integración en la comunidad "normal".
¿Es barato este sistema? No; pero la referencia de comparación, según los autores de la propuesta, son los $2,600/mes que cuesta (alojamiento, manutención y seguridad) mantener un recluso en una cárcel del Estado. El sujeto compensa parte del gasto trabajando en algún servicio público por algo menos del salario mínimo. Además, se le incentiva y apoya para que busque un trabajo estable. La propuesta completa la podéis leer aquí. El objetivo es ambicioso: que mediante la aplicación gradual de este programa, la población reclusa "tradicional" en USA se reduzca finalmente a un 20% de la actual!!! (De 2.300.000 a unos 450.000).
O sea, que parece que la ecuación de la nueva Seguridad es: Big Data (Tecnología en general) + Penas alternativas al encarcelamiento + muuuucha Educación.
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Y de Educación va el siguiente post de esta serie sobre el papel futuro del Estado. Pero necesito unas semanas para prepararlo bien. Mientras tanto, tengo un par de temas también interesantes en cartera.
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