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La "boina" |
¿Qué tienen en común la "cocción en frío" de
Ferrán Adrià, las recientes medidas disuasorias del
Ayuntamiento de Madrid ante la contaminación atmosférica, las bostas de las vacas, el "escándalo Volkswagen" resultado de la manipulación de las emisiones de millones de vehículos y la tranquila finca de
Rothamsted, situada en el condado de Hertfordshire, al sudeste de Inglaterra?
Pues, quizá lo habréis adivinado ya, que en todos los casos aparece involucrado, de una forma u otra, el elemento químico de nº atómico 7, el que constituye el 78% del aire que respiramos, el gas inerte por antonomasia... el Nitrógeno. Del que últimamente se habla mucho, por lo que he pensado que puede ser interesante profundizar un poco en sus características, usos y efectos. Allá vamos.

Dado que su punto de ebullición (paso de líquido a gas) está en -195,8ºC, si se introduce un alimento en un recipiente de nitrógeno líquido su exterior se congela de forma inmediata, deteniendo todos los procesos enzimáticos y microbianos. También permite congelar elementos, como el alcohol, que no lo hacen a la temperatura normal de congelación (0º C). Ello ha hecho posible usos innovadores de alimentos tradicionales en la cocina, siendo
Daniel García y Ferrán Adrià sus dos pioneros más conocidos. También que ahora las cocinas de los grandes chefs parezcan más laboratorios de alquimista que otra cosa...