jueves, 21 de enero de 2016

Rothamsted, 2056


La "boina"
¿Qué tienen en común la "cocción en frío" de Ferrán Adrià, las recientes medidas disuasorias del Ayuntamiento de Madrid ante la contaminación atmosférica, las bostas de las vacas, el "escándalo Volkswagen" resultado de la manipulación de las emisiones de millones de vehículos y la tranquila finca de Rothamsted, situada en el condado de Hertfordshire, al sudeste de Inglaterra?
 
Pues, quizá lo habréis adivinado ya, que en todos los casos aparece involucrado, de una forma u otra, el elemento químico de nº atómico 7, el que constituye el 78% del aire que respiramos, el gas inerte por antonomasia... el Nitrógeno. Del que últimamente se habla mucho, por lo que he pensado que puede ser interesante profundizar un poco en sus características, usos y efectos. Allá vamos.
 
Dado que su punto de ebullición (paso de líquido a gas) está en -195,8ºC, si se introduce un alimento en un recipiente de nitrógeno líquido su exterior se congela de forma inmediata, deteniendo todos los procesos enzimáticos y microbianos. También permite congelar elementos, como el alcohol, que no lo hacen a la temperatura normal de congelación (0º C). Ello ha hecho posible usos innovadores de alimentos tradicionales en la cocina, siendo Daniel García y Ferrán Adrià sus dos pioneros más conocidos. También que ahora las cocinas de los grandes chefs parezcan más laboratorios de alquimista que otra cosa...
 
En cuanto a la contaminación atmosférica, el malo de la película es el Dióxodo de Nitrógeno (NO2). Se forma como subproducto en los procesos de combustión a altas temperaturas, particularmente en los vehículos a motor y en las plantas de generación eléctrica. Es un gas tóxico, irritante y produce daños en el sistema respiratorio. Dado su impacto negativo en la salud de las personas y en el medio ambiente (también es uno de los gases que producen el efecto invernadero), su presencia en el aire está sujeta a límites regulados en la mayoría de los países. La Unión Europea estableció en 1999 (ya ha llovido desde entonces...) el nivel de alerta en 400 microgramos/m3 registrados durante tres horas consecutivas en lugares representativos de la calidad del aire. En España, la Ley 34/2007 de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera estableció la obligación para los municipios de más de 100.000 habitantes de aplicar las directivas comunitarias y de definir protocolos de actuación para cuando se superaran esos umbrales.
 
El Ayuntamiento de Madrid presentó en Septiembre de 2015 un nuevo Protocolo de información y alerta en relación con el Dióxido de Nitrógeno (NO2). En él se divide Madrid en 5 zonas de control y se establecen tres niveles: Pre-aviso (2 estaciones misma zona > 180 microg./m3 durante 2 horas consecutivas); Aviso (2 / misma zona / > 200 / 2 horas); Alerta (3 / misma zona / >400 / 3 horas). En función de la superación de los niveles y de su gravedad, se definen 4 escenarios con medidas asociadas, desde las puramente informativas a la prohibición de circular del 50% de los vehículos (matrículas pares / impares) en todo el interior de la M-30, incluyendo ésta.

No puede ser bueno

El jueves 12 de Noviembre se activó por primera vez el Escenario 1 del protocolo, restringiendo la velocidad de circulación a 70 Km/h en todos los accesos a la M-30. En varios días de Noviembre y Diciembre se volvieron a activar los 2 primeros escenarios. ¿Era la primera vez que en Madrid se daban estos niveles de contaminación? Evidentemente, no. Lo que pasa es que, tras varios años de retrasar la entrada en vigor de la directiva comunitaria, finalmente hay un protocolo aprobado y que se aplica (ver este artículo de Enero del 2014 de Ecologistas en Acción denunciando los repetidos incumplimientos).

La solución existe, pero es cara
¿Y qué tiene que ver el Nitrógeno con el "caso Volkswagen"? Pues mucho. Porque ahora que sabemos que el Dióxido de Nitrógeno es un peligroso contaminante, y que gran parte de su presencia en la atmósfera procede de la combustión de los vehículos a motor, entenderemos la clave del asunto. Pero nos faltaba un dato esencial: saber que un motor diesel produce 29 veces más NO2 por kilómetro recorrido que uno de gasolina.  Por lo que fabricar un motor diesel que cumpla las rigurosas especificaciones que, cada vez más, establecen las autoridades regulatorias para velar por la salud de los ciudadanos, es caro. Posiblemente muy caro (y quizá difícil desde un punto de vista tecnológico; esto no lo sé). Por eso, alguien pensó que era más barato (a corto plazo, ya veremos el coste final para la empresa de Wolfsburg), trampear el software de medición de emisiones y así engañar a los inspectores.

Y llegamos al estiércol. Bueno, en realidad a todo el ciclo de producción ganadera. Resulta que el nitrógeno, esta vez en forma de amonio (NH4), nitratos (NO3) y óxido nitroso (N2O), también es un factor clave en el desarrollo de plantas y animales. Y, según un informe de la FAO, el sector ganadero es responsable del 65% del óxido nitroso antropogénico que se "devuelve" a la atmósfera, especialmente por la descomposición del estiércol y de otros subproductos. Si consideramos las previsiones de crecimiento de la cabaña ganadera mundial en las próximas décadas (en cuanto los chinos empiecen a comer carne de vaca y cordero con cierta regularidad), es fácil concluir que también será una fuente importante del aumento de este gas de efecto invernadero (acompañado del metano, en este caso producido por las ventosidades de los animalitos).


¿Y Rothamsted?  Pues esta antigua "manor house" (casa señorial) es la sede del experimento agrícola de mayor duración en el mundo: el Park Grass Experiment, que comenzó en... ¡1856!. Unos años antes, en 1843, Sir John B. Lawes, propietario de la finca, crea la Rothamsted Experimental Station y contrata a Sir Henry Gilbert (cuando le contrató todavía no era Sir, sino un prometedor químico de 26 años) como director científico del centro.

Pero creo que ya se está alargando este post y el tema merece que lo tratemos con detalle en una nueva entrada.

Rothamsted Manor House

 

2 comentarios:

  1. Caramba, Angel, que intriga con esto de los nitritos!

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  2. Ay, qué ganas de que llegue el viernes que viene para saber de qué va el experimento centenario.

    Los de Alcobendas no sufrimos tanto el nitrógeno... lo nuestro es el ozono malo, el troposférico. Supongo que por la cercanía del aeropuerto. El caso es no dejarnos respirar.

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