Dean Camen y su "Slingshot" |
Parece que este mes es el de los "inventores". Después de Elon Musk, al que dejamos planteando la conexión entre Los Ángeles y San Francisco mediante un Hyperloop en 35 minutos de reloj, damos la bienvenida a Dean Camen (Nueva York, 1951). Probablemente su "invento" más conocido es el Segway, ese artilugio de dos ruedas ante el que todos hemos girado la cabeza y que, por distintas razones que no vienen al caso, no ha llegado a su anunciado potencial de "revolucionar" el transporte individual. Pero por el que, al vendérselo a Hesco Bastion a finales de 2009, sacó una plusvalía interesante, con la que se puso, entre otras cosas, a pensar en nuevos inventos: El iBot (silla de ruedas todo terreno), las máquinas portátiles de diálisis que permiten realizar el tratamiento en casa, etc...
Y también, el que hoy nos ocupa en este post: el "Slingshot". Que en inglés quiere decir "honda", y al que Dean llamó así para reflejar la lucha entre el David de la humanidad pobre y sin recursos y el Goliat de las grandes organizaciones de ayuda al desarrollo, muchas veces paralizadas por planes demasiado ambiciosos y burocratizados. Cuyo objetivo es bien simple: proporcionar agua potable a un coste razonable, y en unas condiciones mínimas de operación. Y que, viendo su esquema de funcionamiento, uno piensa, ¿pero no se le habría ocurrido antes a nadie esta idea, aparentemente tan sencilla? Pues parece que no. Y si se combina la unidad de depuración de agua con otra unidad de generación de electricidad, basada en un motor Stirling, capaz de sacar Kilowatios hasta de las boñigas de vaca... entonces empieza uno a ver el potencial "revolucionario" de esta innovación en las zonas más pobres del planeta. Casi 1000 litros de agua limpia por día, suficientes para atender las necesidades de 100 personas.