viernes, 30 de marzo de 2012

Megalópolis (Hacia la ciudad inteligente)

Según la previsión de Naciones Unidas, la población que vive en megaciudades y áreas urbanas, que representaba en 2010 el 50% de la población mundial (unos 3.500 millones de personas), pasará en 2050 a suponer un 70% (6.300 millones, con el incremento previsto a 9.000 millones de cifra global de "terrícolas"). O sea que el atasco de la M-70 (que pasará por Guadalajara, más o menos) no nos lo quita nadie. Pero, vamos poco a poco.
Es un hecho cierto que la progresión ha sido exponencial: En el año 1800 sólo había tres ciudades con más de 1 millón de habitantes: Londres, Pekín y Tokio; en el año 1900 ya había 16, eran 74 en 1950 y 442 en  el año 2010 (datos sacados del artículo del National Geographic: "The city solutions" - Dec. 2011). El ranking actual lo lidera Tokio, con 36,7 millones de habitantes en su área metropolitana, seguida de Delhi con 22,2 y de Sao Paulo con 20,3.
Skyline de Tokio
Sin entrar en por qué a los humanos (o al menos a la mayoría) parece que nos gusta más vivir en zonas urbanas que en el campo, o más bien es que no nos dejan otra alternativa, lo cierto es que la tendencia ahí está y no va a parar, especialmente en los países en vías de desarrollo.
¿Amenaza u oportunidad? Pues, como siempre, se pueden esgrimir razones en uno u otro sentido.


En el lado positivo, y por contra-intuitivo que parezca, parece que las ciudades con mayor densidad de población tienden a emitir menos CO2 por persona que la media nacional (será porque acabas harto del coche y empiezas a usar más el transporte público). Se habla de construir ciudades "alrededor del ascensor", o sea en altura, mejor que suburbios "alrededor del coche", en mancha de aceite.
Rascacielos en China (Proyecto)
Sin embargo, también hay factores que impulsan la expansión territorial de las ciudades: crecimiento de los ingresos y transportes baratos. Cuando los ingresos crecen, la gente tiene dinero para comprar más espacio (más lejos del centro, por supuesto). Y cuando el transporte (público y privado) es barato, se pueden permitir viajar mayores distancias para ir de casa al trabajo.
Hay quien dice que, más que resistirse a la tendencia, hay que planificar la expansión "controlada". Y básicamente se trata de: a) reservar grandes zonas para parques públicos y b) diseñar una red densa de corredores de transporte público.

Las grandes consultoras parece que han olfateado un buen negocio en esto de asesorar a las entidades públicas (las que pueden pagar) a diseñar las ciudades inteligentes del futuro, y a poner en marcha las plataformas, infraestructuras y sistemas necesarios para que sean una realidad.
Como ejemplo, en este enlace está la visión de IBM sobre la ciudad inteligente ("The Smarter City"):
Y también Accenture lo plasma en este artículo:
Una cita de este artículo: "Una de las características más importantes de una ciudad verdaderamente inteligente es una plataforma interoperable y escalable con interfaces que se puedan crear y mantener fácilmente en todos los ámbitos de servicio de la ciudad" (¡Toma ya!).

Uno de los modelos conceptuales del "Smart City"
Lo cierto es que la visión de una gran integración y eficacia en los ámbitos del transporte, la energía, la seguridad, la sanidad, los servicios sociales, la educación,... es muy atractiva, y las posibilidades que abren las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones parece que lo van a hacer factible. Ojalá que sea así.

Por cierto que Seúl, caso de explosión demográfica en las últimas décadas (pasó de menos de 3 millones de habitantes en 1960 a más de 10 en el 2000) está construyendo una "segunda capital" a unos 100 km. al sur, adonde planifica mover la mitad de sus ministerios y otras entidades públicas, para favorecer la distribución del crecimiento poblacional.
Lo cual me ha dado que pensar para el caso de Madrid... pero ésto da para una nueva entrada...

Y para terminar otra vez con una referencia cinematográfica, ¿cómo no acordarse de la inquietante Metrópolis (Fritz Lang, 1927). Por cierto, que la acción se desarrolla en 2026; ya nos queda menos. Claro que también pasamos 1984 sin pena ni gloria...



Uno de los bocetos de Fritz Lang para la película

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